Páginas

martes, 20 de febrero de 2024

El mientras tanto


Ni nos faltó ni nos sobró tiempo, tuvimos el justo y necesario. Mientras esperábamos, sin saber concretamente qué, nos amamos tanto cómo supimos. No hubo altibajos ni alertas, sólo amor, respeto y comprensión. A veces también silencios, algunos cómodos y otros no tanto, dolorosos, cómplices, sangrantes, culpables... Pero mientras tanto, nos perdíamos en delirios y promesas, algo parecido a un futuro. Supimos vivir en ese estado a nuestra manera, sin prisas y sin pensar demasiado. Estuvimos cerca, muy cerca, de encontrarnos de verdad, pero siempre hubo un hueco con nombre y apellidos que nos distanciaba. Una herida para mí y un rayo de esperanza para ti. Sin embargo, mientras seguía vacío, pudimos manejarlo. Construimos un puente de paja que se sostuvo mientras tanto. Sabía que el huracán llegaría y arrasaría con todo..., conmigo, pero hasta entonces me prometí estar a salvo y, así, empezamos a sustituir la paja por piedras desde cada lado. Cuando llegamos al centro, el hueco se llenó con quien debía y el viento se llevó las últimas briznas. Fue algo esperado e inesperado a partes iguales. El tiempo no todo lo cura y sabía que el nuestro no iba a ser diferente. Supongo que estuvimos deseando ese momento desde ángulos opuestos, viviendo en el mientras tanto. Me quedé sin piedras que añadir a nuestro puente y tú tiraste las restantes: para ti, ya estaba completo. Mi lado empezó a desmoronarse y tuve que retroceder. Desde allí, no te distinguía bien, pero intuí que no era a mí a quien mirabas. A medida que te alejabas, las piedras fueron cayendo al vacío, chocando contra lo que fuese que hubiera debajo, aunque las sentí todas encima de mí, recordándome una vez más que, ese mientras tanto, siempre fui yo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario