¿Qué haces cuando llegas a la conclusión de que no quieres seguir viviendo? ¿Cómo se vuelve de esa situación? Vas dándote cuenta, lentamente, de que tus preocupaciones ya no molestan, de que tus manías ya no importan, de que tus rituales han perdido el sentido... Es un proceso lento, sí, pero según cómo lo aceptes, puede ser liberador. ¿Qué te va a hacer más daño que esa idea? Intentas dar respuesta a esa pregunta con los métodos de siempre, pero no funcionan. El dolor físico no te perturba, el dolor emocional te insensibiliza. ¿Cómo das marcha atrás? La maquinaria se ha puesto en movimiento: cambias de corte de pelo, te tiñes, te tatúas, adoptas un gato, te compras una planta... ¿Qué más da? Has perdido la habilidad de aferrarte a las cosas, a las personas, a ti. Haces memoria y te cuesta, porque todo está descolorido, a pesar de tus intentos de pintarlo. ¿Qué te queda? No te necesita nadie, no tienes nada pendiente y no hay nada que otra persona no pueda hacer por ti. Pero aun así, te quedas. Y te ríes, y dices que todo va bien, y te levantas todos los días, y te tomas un té helado con alguien, y dices "te quiero"...
Entonces, reformulo la pregunta: ¿Qué haces cuando no quieres ni vivir ni morir?
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